El ex cantante de Los Piojos presentó este sábado su primer disco solista en el Orfeo Superdomo de Córdoba.
"Hoy todo vuelve a empezar y será lo que ya fue...". Obviamente, a Andrés Ciro Martínez no se le escapa el doble mensaje de "Antes y después", aún cuando - en la superficie - sea un tema de amor cuyo destinatario es una mujer. Seguramente por eso fue elegido como primer corte de su primer álbum, Espejos, y también, por las mismas razones, haya sido el tema con el que empezó su concierto en el Orfeo Superdomo de Córdoba, que significaba su debut "oficial" como solista.
Un concierto que, además de un nuevo comienzo, dejó pocas dudas en cuanto al futuro de su nueva propuesta. Los Persas, su nueva banda, sonó con una solidez y profesionalidad que hacía pensar que ya tiene mucho camino recorrido, y además -esto es importante-, puso garra y convicción, como si fuera verdaderamente un grupo y no un conglomerado de sesionistas eficaces, contratado para acompañar un solista (una impresión reforzada por el hecho de que los músicos participan en la composición de algunos temas).
Ciro también parece sentirse seguro del camino iniciado, y quizás por eso eligió el camino más riesgoso. En un concierto de dos horas y media, interpretó los 15 temas de su nuevo álbum, 3 covers, y sólo 6 canciones de Los Piojos (algunas en versiones bastante diferentes de las originales), cuando evidentemente hubiera sido mucho más seguro y confortable - tanto para él como para su público - mostrar un repertorio más balanceado entre la etapa anterior y la presente.
El salvo inicial de tres temas parecía delinear claramente sus prioridades actuales: "Antes y después", el mascarón de proa de su etapa solista, "El viejo", de Pappo, un reconocimiento a sus raíces en el rock argentino, y "Desde lejos no se ve", de Los Piojos, en una versión funky que puso a bailar al público (unas 6.000 personas) congregado en el Orfeo Superdomo, un lugar con una capacidad y condiciones acústicas que nos provoca cierta envidia a los porteños, que no poseemos un espacio similar.
Luego llegó una de las canciones más introspectivas del nuevo disco, "Espejo", complementada -al igual que todos los temas del álbum - por magníficas imágenes, coordinadas al milímetro con la música. En "Vas a bailar" invitó a su hija, Manu Martínez, en guitarra (también participa en el disco). La conmovedora letra del tema, parece un mensaje dedicado a sus hijos, pero también a sí mismo: "Aunque no encuentres tu voz, aunque te paguen con platos de arroz, aunque te asustes y puedas caer, la dignidad no se pierde, sabés".
Siguió un segmento a puro rock'n'roll: una versión inesperada - y buenísima - de "Tulsa Time" de Eric Clapton ("hasta que se me ocurra una versión en castellano van a tener que aguantar mi inglés", explicó Ciro), "Los mocosos", de Chactuchac, transformado en un poderoso rock stone, y "Blues del gato sarnoso", donde Ciro se lució con su particular - y única - manera de frasear, haciendo un uso muy musical del sonido de las palabras. Fin de la primera parte.
Tras un breve intervalo, la segunda parte permitió el desarrollo de casi todo lo que restaba de Espejos, comenzando con el "Rockabilly para siempre", con una sección de vientos, e imágenes en blanco y negro que se unían a la perfección con el swing casi jazzero de la canción. Entre los numerosos momentos para destacar estuvo la interpretación vocal de Ciro en el "Blues de la ventana", que un público atento supo recompensar con un gran aplauso. La invitación a Micky Rodríguez para "Paso a paso", un reggae con temática contestataria, abrió un capítulo particularmente emotivo, que culminó con "Tan Solo", cantado por toda la audiencia. Luego de "Ruidos", cuyo clima alucinatorio fue acertadamente realzado por la puesta visual, llegó la participación de otro ex-Piojo, Dani Buira -junto a la Chilinga-, en el "Malambo para Luca", dedicado al "cantante de la banda de rock más extraordinaria que hubo en Argentina, Sumo", como explicó Ciro al presentar el que es quizás el único tema del álbum con influencia folclórica. Tampoco puede pasar desapercibido el hecho de que en el escenario estuvieron tres de los cinco integrantes originales de Los Piojos.
Faltaba aún una última parte a todo rock, que combinó una versión de gran intensidad de otro tema de Pappo, "Algo ha cambiado"- donde el tempo acelerado y el sonido pesado hacían recordar a Motorhead-, con "Muevelo" e "Insisto".
Para terminar, se despacharon con cuatro bises, entre los que se destacó una furiosa interpretación de "Cruel" (otro tema de Chactuchac), con la banda a full, y una canción que, aunque en el álbum está incluída como track oculto porque no llegaron a terminarla ("Trapos"), promete convertirse en un highlight de los recitales, ya que Ciro va nombrando una por una las banderas presentes, con sus lugares de procedencia.
El hecho de que el cantante haya elegido terminar -tanto el concierto como los bises- con temas del nuevo álbum, dice bastante acerca de la solidez del material; el líder no precisa apoyarse en viejos éxitos para llevar adelante un show que no decayó en ningún momento, y solo promete mejorar para el momento en que Ciro y los Persas desembarquen en el Luna Park, el 22 y 23 de septiembre.
Fuente: rollingstone.com.ar
"Hoy todo vuelve a empezar y será lo que ya fue...". Obviamente, a Andrés Ciro Martínez no se le escapa el doble mensaje de "Antes y después", aún cuando - en la superficie - sea un tema de amor cuyo destinatario es una mujer. Seguramente por eso fue elegido como primer corte de su primer álbum, Espejos, y también, por las mismas razones, haya sido el tema con el que empezó su concierto en el Orfeo Superdomo de Córdoba, que significaba su debut "oficial" como solista.
Un concierto que, además de un nuevo comienzo, dejó pocas dudas en cuanto al futuro de su nueva propuesta. Los Persas, su nueva banda, sonó con una solidez y profesionalidad que hacía pensar que ya tiene mucho camino recorrido, y además -esto es importante-, puso garra y convicción, como si fuera verdaderamente un grupo y no un conglomerado de sesionistas eficaces, contratado para acompañar un solista (una impresión reforzada por el hecho de que los músicos participan en la composición de algunos temas).
Ciro también parece sentirse seguro del camino iniciado, y quizás por eso eligió el camino más riesgoso. En un concierto de dos horas y media, interpretó los 15 temas de su nuevo álbum, 3 covers, y sólo 6 canciones de Los Piojos (algunas en versiones bastante diferentes de las originales), cuando evidentemente hubiera sido mucho más seguro y confortable - tanto para él como para su público - mostrar un repertorio más balanceado entre la etapa anterior y la presente.
El salvo inicial de tres temas parecía delinear claramente sus prioridades actuales: "Antes y después", el mascarón de proa de su etapa solista, "El viejo", de Pappo, un reconocimiento a sus raíces en el rock argentino, y "Desde lejos no se ve", de Los Piojos, en una versión funky que puso a bailar al público (unas 6.000 personas) congregado en el Orfeo Superdomo, un lugar con una capacidad y condiciones acústicas que nos provoca cierta envidia a los porteños, que no poseemos un espacio similar.
Luego llegó una de las canciones más introspectivas del nuevo disco, "Espejo", complementada -al igual que todos los temas del álbum - por magníficas imágenes, coordinadas al milímetro con la música. En "Vas a bailar" invitó a su hija, Manu Martínez, en guitarra (también participa en el disco). La conmovedora letra del tema, parece un mensaje dedicado a sus hijos, pero también a sí mismo: "Aunque no encuentres tu voz, aunque te paguen con platos de arroz, aunque te asustes y puedas caer, la dignidad no se pierde, sabés".
Siguió un segmento a puro rock'n'roll: una versión inesperada - y buenísima - de "Tulsa Time" de Eric Clapton ("hasta que se me ocurra una versión en castellano van a tener que aguantar mi inglés", explicó Ciro), "Los mocosos", de Chactuchac, transformado en un poderoso rock stone, y "Blues del gato sarnoso", donde Ciro se lució con su particular - y única - manera de frasear, haciendo un uso muy musical del sonido de las palabras. Fin de la primera parte.
Tras un breve intervalo, la segunda parte permitió el desarrollo de casi todo lo que restaba de Espejos, comenzando con el "Rockabilly para siempre", con una sección de vientos, e imágenes en blanco y negro que se unían a la perfección con el swing casi jazzero de la canción. Entre los numerosos momentos para destacar estuvo la interpretación vocal de Ciro en el "Blues de la ventana", que un público atento supo recompensar con un gran aplauso. La invitación a Micky Rodríguez para "Paso a paso", un reggae con temática contestataria, abrió un capítulo particularmente emotivo, que culminó con "Tan Solo", cantado por toda la audiencia. Luego de "Ruidos", cuyo clima alucinatorio fue acertadamente realzado por la puesta visual, llegó la participación de otro ex-Piojo, Dani Buira -junto a la Chilinga-, en el "Malambo para Luca", dedicado al "cantante de la banda de rock más extraordinaria que hubo en Argentina, Sumo", como explicó Ciro al presentar el que es quizás el único tema del álbum con influencia folclórica. Tampoco puede pasar desapercibido el hecho de que en el escenario estuvieron tres de los cinco integrantes originales de Los Piojos.
Faltaba aún una última parte a todo rock, que combinó una versión de gran intensidad de otro tema de Pappo, "Algo ha cambiado"- donde el tempo acelerado y el sonido pesado hacían recordar a Motorhead-, con "Muevelo" e "Insisto".
Para terminar, se despacharon con cuatro bises, entre los que se destacó una furiosa interpretación de "Cruel" (otro tema de Chactuchac), con la banda a full, y una canción que, aunque en el álbum está incluída como track oculto porque no llegaron a terminarla ("Trapos"), promete convertirse en un highlight de los recitales, ya que Ciro va nombrando una por una las banderas presentes, con sus lugares de procedencia.
El hecho de que el cantante haya elegido terminar -tanto el concierto como los bises- con temas del nuevo álbum, dice bastante acerca de la solidez del material; el líder no precisa apoyarse en viejos éxitos para llevar adelante un show que no decayó en ningún momento, y solo promete mejorar para el momento en que Ciro y los Persas desembarquen en el Luna Park, el 22 y 23 de septiembre.
Fuente: rollingstone.com.ar
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