El notable saxofonista y cantante Maceo Parker presentó anoche en el porteño teatro Gran Rex su nuevo material, "Roots & Grooves", acompañado por una banda de excelencia, con la que conformó un show de gran nivel, que repetirá este fin de semana en salas de Córdoba, Salta y Uruguay.
Parker, quien se presenta con sobrados argumentos como "el padre del funk y el soul", tocó junto su hermano, el baterista Melvin Parker, en la banda de James Brown, período al que definió como "estar en la universidad".
Con dos compañeros de esa "universidad", Pee Wee Ellis (saxo tenor) y Fred Wesley (trombón), Parker (saxo alto) conformó luego Maceo & all the King`s, logró darle forma a una de las secciones de vientos más emblemáticas del soul jazz.
Con todo ese bagaje, el saxofonista, de 67 años, apareció anoche en el escenario del Gran Rex en mangas de camisa y un plumero en la mano, parodiando ser el encargado de la limpieza que huyó asustado al ver el público, ante la risa de sus músicos, todos afroamericanos con excepción de la vocalista y el tecladista.
A los pocos segundoS regresó con el impecable traje gris claro completo y saxo en mano para recibir con las primeras notas el aplauso casi futbolero de un público variopinto pero decididamente cautivo de antemano.
Carolyn Hall (voz), Corey Parker (voz), Jerome Thomas (batería), Bruno Speight (guitarra), William Boulware (teclado), William Hogans (trompeta), Gregory Boyer (trombón) y Rodney Curtis (bajo) respondió a las señas de Maceo Parker para sorprender a cada riff con virtuosismo, precisión y climas.
Parker, también un vocalista notable y, sobre todo, un completo showman, bailó todo el tiempo, y se corrió generosamente del centro de la escena cada vez que uno de sus músicos ejecutaba un solo. En este rubro es difícil destacar a alguno, todos en su tiempo levantaron el aplauso enfervorizado.
El artista, de todos modos, se llevó tantos aplausos como fue posible cada vez que le sacó a su saxo alto sonidos que los musicos presentes entre el público -el guitarrista Luis Salinas y el bajista Javier Malosetti, entre otros- aprobaron con admiración.
La síntesis fue la imagen de un espectador que se levantó de su asiento, en la fila 10 de la platea, para extender sus manos y hacer reverencias ante el solo de saxo.
Todo el show, desde la presentación a cargo de Natasha Maddison, hasta las intervenciones entre temas de Parker, fue hecho en inglés.
"Nosotros no hacemos jazz", dijo Parker en ese idioma, mientras parodiaba con la voz un fraseo jazzístico, "nosotros hacemos funky", agregó.
Fue la señal para arrancar uno de los temas con una precisión y un ritmo que puso, por primera vez en la noche, de pie a todo el público al ritmo del coro "We Made Fanky".
"Vamos a bajar esto" avisó el saxofonista en otro momento del show y planchó la música, más no la calidad, hasta que el solo de trompeta de Hogans volvió a levantar el tema y los aplausos.
Parker, en su rol de director, manejó los matices de su orquesta con señas de sus manos y su cuerpo, y también usó su voz y las de Corey Parker, su hijo, y Carolyn Hall, como eficaces instrumentos de la formación.
Incluso, en un momento, comenzó a dialogar con el público, preguntándole, siempre en inglés, sobre quién ama a quién hasta conformar, en pocos segundos, un coro extra que se integró a la formación afinando un "love-love-love", ya con todo el teatro de pie y bailando.
Una hora y cuarto duró el recorrido por los temas del flamante "Roots & Grooves", que terminó bien arriba con "Pass the peas", pero faltaban dos largos bises.
El primero sentó y silenció de golpe a todos cuando, sólo acompañado por el teclado de Boulware y con anteojos negros, hizo una exquisita versión, casi una réplica perfecta, del clásico de Ray Charles "You don`t know me", balanceándose al cantar como lo hacía el genial pianista ciego.
El final, cuando hacía largos minutos que nadie osaba sentarse ni dejar de bailar, fue de nuevo con un "Pass the peas", potenciado con idas y vueltas de la zapada al pentagrama, que coronaron un show antológico.
Maceo Parker repetirá esta notable actuación durante los próximos días en Córdoba, Salta y Uruguay.
Fuente: Télam
Parker, quien se presenta con sobrados argumentos como "el padre del funk y el soul", tocó junto su hermano, el baterista Melvin Parker, en la banda de James Brown, período al que definió como "estar en la universidad".
Con dos compañeros de esa "universidad", Pee Wee Ellis (saxo tenor) y Fred Wesley (trombón), Parker (saxo alto) conformó luego Maceo & all the King`s, logró darle forma a una de las secciones de vientos más emblemáticas del soul jazz.
Con todo ese bagaje, el saxofonista, de 67 años, apareció anoche en el escenario del Gran Rex en mangas de camisa y un plumero en la mano, parodiando ser el encargado de la limpieza que huyó asustado al ver el público, ante la risa de sus músicos, todos afroamericanos con excepción de la vocalista y el tecladista.
A los pocos segundoS regresó con el impecable traje gris claro completo y saxo en mano para recibir con las primeras notas el aplauso casi futbolero de un público variopinto pero decididamente cautivo de antemano.
Carolyn Hall (voz), Corey Parker (voz), Jerome Thomas (batería), Bruno Speight (guitarra), William Boulware (teclado), William Hogans (trompeta), Gregory Boyer (trombón) y Rodney Curtis (bajo) respondió a las señas de Maceo Parker para sorprender a cada riff con virtuosismo, precisión y climas.
Parker, también un vocalista notable y, sobre todo, un completo showman, bailó todo el tiempo, y se corrió generosamente del centro de la escena cada vez que uno de sus músicos ejecutaba un solo. En este rubro es difícil destacar a alguno, todos en su tiempo levantaron el aplauso enfervorizado.
El artista, de todos modos, se llevó tantos aplausos como fue posible cada vez que le sacó a su saxo alto sonidos que los musicos presentes entre el público -el guitarrista Luis Salinas y el bajista Javier Malosetti, entre otros- aprobaron con admiración.
La síntesis fue la imagen de un espectador que se levantó de su asiento, en la fila 10 de la platea, para extender sus manos y hacer reverencias ante el solo de saxo.
Todo el show, desde la presentación a cargo de Natasha Maddison, hasta las intervenciones entre temas de Parker, fue hecho en inglés.
"Nosotros no hacemos jazz", dijo Parker en ese idioma, mientras parodiaba con la voz un fraseo jazzístico, "nosotros hacemos funky", agregó.
Fue la señal para arrancar uno de los temas con una precisión y un ritmo que puso, por primera vez en la noche, de pie a todo el público al ritmo del coro "We Made Fanky".
"Vamos a bajar esto" avisó el saxofonista en otro momento del show y planchó la música, más no la calidad, hasta que el solo de trompeta de Hogans volvió a levantar el tema y los aplausos.
Parker, en su rol de director, manejó los matices de su orquesta con señas de sus manos y su cuerpo, y también usó su voz y las de Corey Parker, su hijo, y Carolyn Hall, como eficaces instrumentos de la formación.
Incluso, en un momento, comenzó a dialogar con el público, preguntándole, siempre en inglés, sobre quién ama a quién hasta conformar, en pocos segundos, un coro extra que se integró a la formación afinando un "love-love-love", ya con todo el teatro de pie y bailando.
Una hora y cuarto duró el recorrido por los temas del flamante "Roots & Grooves", que terminó bien arriba con "Pass the peas", pero faltaban dos largos bises.
El primero sentó y silenció de golpe a todos cuando, sólo acompañado por el teclado de Boulware y con anteojos negros, hizo una exquisita versión, casi una réplica perfecta, del clásico de Ray Charles "You don`t know me", balanceándose al cantar como lo hacía el genial pianista ciego.
El final, cuando hacía largos minutos que nadie osaba sentarse ni dejar de bailar, fue de nuevo con un "Pass the peas", potenciado con idas y vueltas de la zapada al pentagrama, que coronaron un show antológico.
Maceo Parker repetirá esta notable actuación durante los próximos días en Córdoba, Salta y Uruguay.
Fuente: Télam
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